Artículo escrito para el portal Cadena Ibero News
La izquierda alemana se divide por la inmigración
La inmigración se ha convertido en uno de los temas más polémicos y sensibles de la política europea. El discurso antiinmigración, que en ocasiones se convierte abiertamente en xenofobia, racismo y aporofobia, lo utilizan casi en exclusiva en Europa los populismos de ultraderecha y se contagia, como tantas otras políticas, a la derecha tradicional porque da votos y conecta con una parte de la población. No obstante, este monopolio por parte de la extrema derecha sobre la inmigración como arma política, ya tiene una excepción en el polo opuesto. Se trata de una escisión de diez diputados del partido alemán Die Linke (La Izquierda), liderados por Sahra Wagenknecht, que pondrán en marcha una nueva formación que presenta como uno de sus ejes principales "frenar la inmigración".
La política de 52 años, hija de un iraní y una alemana, defiende que las personas inmigrantes sin derecho a asilo que llegan por razones económicas para buscar un futuro mejor, no podrían solicitar prestaciones sociales. También señala que "la inmigración no regulada está intensificando los problemas en las escuelas y perjudicando a los estudiantes alemanes". Estas declaraciones, provocan una especulación sobre los objetivos del nuevo partido, que se llamará Aufstehen (Levantarse), el cual quizás espera captar votos de la ultraderecha "Alternativa para Alemania" (AfD), que aprovechándose del descontento por el aumento de la inmigración irregular y la crisis económica, se ha convertido, según las encuestas, en la segunda fuerza política por detrás de los democristianos de la CDU.
Por otro lado, además de impulsar el control de la inmigración, Wagenknecht aboga por una política económica de izquierda en otros aspectos sociales, por ejemplo en sus propuestas sobre salarios altos y beneficios generosos. Ante esta contradicción en los fundamentos ideológicos se ha generado una fuerte división dentro de Die Linke, que teme perder votos y cohesión interna. El líder del partido, Bernd Riexinger, ha criticado la postura de Wagenknecht, defendiendo una política de "solidaridad internacional" con las personas refugiadas y las migrantes. Otros dirigentes de la formación han acusado a la política de "populismo" y de traicionar los valores de la izquierda.
La pregunta que surge ante este proyecto, es si otros partidos de izquierda seguirán el camino anti-inmigración abierto por Wagenknecht. ¿Es posible conciliar el discurso de la justicia social con el rechazo a la inmigración? En general, los partidos de izquierda suelen posicionarse a favor de la solidaridad y la regularización de la situación de las personas migrantes, ya que tienden a enfocarse en la igualdad y la justicia social. Estos fundamentos incluyen la defensa de sus derechos a nivel internacional, considerando a la inmigración como una cuestión de derechos humanos, los cuales deberían garantizar a todas las personas la libertad de moverse hacia algún destino que les brinde la oportunidad de tener una vida mejor.
¿Estamos ante una estrategia para frenar el avance de la ultraderecha o, por el contrario, es una posición que legitima sus argumentos? Otra incógnita que se plantea es ¿qué consecuencias tendrá para la cohesión de la Unión Europea y el respeto a los derechos humanos? La realidad es que el futuro de Europa se verá marcado por la inmigración en los próximos años, así como en otros tiempos fueron otras tierras las que dieron hogar a las personas que escapaban de las crisis y guerras que azotaron al "Viejo continente".
En la historia de la humanidad, las crisis económicas y los conflictos bélicos llevaron a una gran parte de la población mundial a abandonar su país de origen, y fue siempre gracias a la defensa de las vías legales y seguras para la inmigración y a la oposición a las políticas antiinmigración, que millones de personas han podido recuperar sus vidas, salvar a sus familias y vivir con dignidad, además de enriquecer cada lugar en el que se han instalado con una diversidad cultural inmensa. Solo queda esperar que los ciudadanos y ciudadanas de esta parte del mundo, tengan memoria y actúen en consecuencia.
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